jueves, 6 de noviembre de 2014

Felicidad, repulsión, miedo, ira, amor



Las emociones son habitualmente catalogadas como la herramientas para alcanzar el placer o incluso el sentido de la existencia, ya que nos proporcionan una sensación de seguridad ante el desconcierto de la inconsciencia, un patrón fijado desde nacimiento que te permite alcanzar regocijos que la razón de por si no puede a la vez que te mantienen alejado de lo que tu naturaleza reconoce como nocivo de cara a la perpetuación de los genes. A pesar que dentro del ocio humano se puede provocar emociones primariamente negativas por mero entretenimiento, o incluso que el arte se valga de estas para trasmitir una reflexión sobre el espectador (o sea la propia emoción la finalidad), estas pautas están ahí para causar una reacción sobre nosotros como individuos en un principio favorable. Pero llegados a cierto punto de desarrollo estas entran en conflicto con la razón, posicionando la capacidad humana sobre los instintos naturales y evidenciando esta como manipulación que es. Ignorando y sobrepasando estas nos fortalecemos de cara a cumplir los objetivos que la razón nos ofrezca, siempre condicionados por el nivel de conciencia adquirido. Pues solo una vez emancipado de las pasiones innatas se puede realmente empezar a desarrollar una apreciación por la existencia como tal.

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