jueves, 18 de septiembre de 2014
Insomnio
Se levantó de la cama, insomne. Deslizó la puerta de cristal y salió a la terraza. La vista era hermosa. Llena de contrastes, decía. Una noche de invierno podía asemejar un desierto, y una de verano, ser un vergel de actividad. Esa noche se trataba de las primeras. No obstante, él lo prefería así. Muerto, gris. Le hacía sentir poderoso. Un superviviente. Como si aquella playa fuera suya, su jardín particular. Sacó de su albornoz el paquete de Lucky Strike que guardaba y eligió el cigarrillo que le pareció más grande, a pesar de ser todos iguales. Se palpó los bolsillos en busca del mechero y recordó haberlo dejado en la mesita de la entrada. <<No vale la pena>>, pensó. Se acercó a la mesa de plástico, típica de jardín, y de ella recogió un paquete de cerillas. Aquella mesa tenía mucha historia. Gema no paraba de repetirle que aquella mesa era horrenda, y sin embargo, él la adoraba. Entonces, sacó una cerilla del paquete, y se encendió el cigarrillo en suntuoso silencio.
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