Cuando comprendemos nuestro conciencia como un conjunto de percepciones nos
damos cuenta de lo limitado que es nuestro concepto de realidad, así pues
cuando un hecho puntual sucede se le atribuye al azar, hasta el punto que el
materialismo definirá la existencia como mera casualidad y no como un proceso
ya que no se ha alcanzado a comprender y somos incapaces de aplicar leyes lógicas
aptas a nuestro raciocinio. La probabilidad intentara esquematizar el hecho de
que se sostenga una realidad y no otra aparentemente indiferente en una misma percepción,
de ahí surgen teorías como las diferentes realidades todas existentes en
diferentes planos, pero contrastando percepciones se llega a una verdad común
que todos decidimos aceptar, solo una realidad se mantiene mientras que las demás
quedan como hipótesis. La aleatoriedad pues no existe como tal, es el ser
racional el que le resta valor al hecho. Cuando una persona provoca una
aleatoriedad comprende el hecho como una posibilidad entre diferentes
idealizaciones cuando un único y uniforme suceso ha de ocurrir. Ahí esta la
base de lo que posteriormente definirán como Dios, una realidad perfectamente
trazada con el único fin aparente de crear conciencia. Los religiosos que han
dejado atras la personificación de Dios y lo sustituyen por la existencia
escudan en esto su fe. "Si dios no está aquí no está en ningún
sitio".
Cuando dentro de esta realidad idealizar otro hecho que jamás sucederá y a
valorarlo mejor que el real se desprestigia uno mismo en lugar de aceptar, que
conduce al progreso, mientras que idealizar a la angustia.
Si entendemos que realmente nuestra precaria percepción es fruto de una
realidad sobrepuesta a la nuestra aparece la percepción de Dios como personificación
de todo lo desconocido por la humanidad. Dios como un gran desconcierto que la
conciencia aún no ha alcanzado. Dios como la máxima expresión de esta. Dios
como un desafío a completar conjuntamente como especie, pues si algo regala la
muerte es la constante vida, lo que nos permitirá tras un eterno progreso
llegar a ser conscientes de lo absoluto.
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