Lo que compone la conciencia humana es algo tan simple como
un conjunto de percepciones con diferentes interpretaciones según el juicio
subjetivo del individuo de una realidad. El ser humano es capaz de recordar
sucesos comprendidos de categorías espacio-temporales (considerando estas leyes
fundamentales de este plano de realidad) y luego hipotétiza elaborando sucesos
en base a la experiencia anterior, memoria colectiva y conocimientos adquiridos.
Así pues se establece una jerarquía del individuo que más conocimientos a
asimilado y puede indagar más en la realidad creando hipótesis más
consistentes, materiales e independientes. Se puede ver como los sucesos venideros o pasados son los pilares
de las relaciones humanas y quien establece esos la necesariedad de ciertos
sucesos pocas veces es el individuo en si, sino este sometido a un poder mayor,
religioso, estatal o policial por ejemplo. Así diríamos que el acto libre del
individuo es su capacidad de cuestionar la obligatoriedad y superar sus valores
sobre la sociedad creando algo nuevo que la voluntad estatal no habría creado.
Así las existencias se nos presentan como consecuencia de nuestra voluntad de
aplicarlas gracias a la capacidad de razonar sobre una verdad pre impuesta
sobre el individuo. ¿Qué diferencia pues, la capacidad de actuar libremente de
un individuo sobre otros? Aquí se hace necesario definir la política como un
conjunto extenso de individuos que, desprendidos de su criticismo y distinción,
voluntario o involuntariamente se someten al yugo de un poder mayor, el cual les
organiza en cometer una serie de actos semejantes siguiendo unos valores que aún
no han sido cuestionados lo suficiente por el desarrollo humano. Así es como el
acto individual queda coartado por actos
multitudinarios y crea una jerarquía de poder.
Una vez asimilada la muerte de dios como metáfora de la
inexistencia de ningún valor o conocimiento que proclamar como verdadero,
permitiendo un constante fluir entre contradicciones y conclusiones que
confeccionan la conciencia de nuestra especie y su progreso sobre la historia,
se puede afirmar que es el individuo el que genera el colectivo por predisposición
lógica de nuestro plano de existencia. Simplemente ningún colectivo
representará jamás un sector completo de seres humanos ya que estos siempre
mantienen su libertad de pensamiento y reunión sobre estas instituciones.
Cuando una disidencia se enfrenta a un poder mediante actos organizados se crea
una guerra dentro de la misma especie. El valor que es relevante sobre este
enfrentamiento es el progresismo que aparentemente defiendan. Este progreso lo
calificaremos como proceso por el cual el poder se distribuye sobre los
individuos y no sobre un único ser personificación de valores fijos , pues es
el individuo el que confecciona bajo todo tipo de control y con todo tipo de habladurías
impuestas sobre este, los actos en un espacio y un tiempo (no determinados sino
por esquemas casi simbólicos). Por eso la política de derechas es un proceso
contraproducente de carácter cada vez más retrogrado según indagamos en el
sector, en post de hacer perdurar las viejas convicciones y el poder sobre los
antiguos valores. El sector de la izquierda tiende a un gobierno cada vez menos
representativo y más participativo del colectivo hasta llegar al anarquismo
donde todo el poder (responsabilidades, capacidades, privilegios o la propia
verdad) recaen en el mero individuo impersonalizado. Ha trascendido de meros
valores con los cuales hacer obrar conjuntamente a unos individuos para
alcanzar la libre realización y organización de estos en constante
enfrentamiento ante cualquier intento de imposición de valores dogmáticos o no
cuestionables por la totalidad del colectivo. Es este el que despliega el máximo
potencial de cada individuo dotándole del poder de obrar libremente haciendo
una política individual, a la vez que colectiva y asimilada a la vez que aceptada por todos los
individuos una vez dejen atrás valores retrógrados y opten por un planteamiento
crítico hacia cualquier supuesta representación de cualquier valor (“Verdad
divina”, ”Orden y propiedad”, “Democracia y comodidad”…)
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