sábado, 7 de marzo de 2015

El matrimonio de Rosa Luxemburgo

A Rosa Luxemburgo le gusta follar. Eso es por todos sabido. Lenin será un maestro ideológico y moverá muy bien a las masas, pero su polla, lo que se dice su polla, la mueve bastante mal. Eso también lo saben las otras revolucionarias, que acudieron a él buscando el legendario y extinto poder sexual del gran Marx. Una polla para unir a todo el pueblo proletario, y esas cosas. Tras encontrarla, todas lloraron de decepción. Lenin la tenía como un cacahuete. Un cacahuete revolucionario, sí, pero un cacahuete. Y un cacahuete torpe, no os vayais a creer ustedes. Poco gentil, este Lenin. Se le llena la boca de feminismo, pero aun a sabiendas de que en la cama es más vegetal que intrépido, no es capaz de llenarse la boca con un buen coño. Por eso, Roxa Luxemburgo sigue saliendo con Gustav Lübeck, que a ver, no es un líder de la revolución, pero se mueve bastante bien entre sábanas.

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