Delimita tu huella y desvanece con el viento. Prisa es la sangre de la sustantividad. Roza y aniega. Trecientos cuatro. Mil doscientos trece. Anteayer. Dos mil cuarenta y ocho. Treina mil.
Deambula el gran pozo del dolor arraigado en sombrero de paja, en la arena. Que nadie le moleste si descanso en la sombra.
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