El error de Hobbes parte de su superficial conocimiento sobre
la conducta humana y su comportamiento social instintivo. Atribuye los
conflictos generados o bien por falta desarrollo cultural que impide el óptimo entendimiento
entre individuos o bien por valores adquiridos sobre un error cultural primario,
natural o impuesto, que en lugar de superar a medida que se progresa como
sociedad se institucionaliza, véase el platonismo en el catolicismo o la
propiedad cimentada sobre la autoridad. Hobbes atribuye estas taras a la propia
naturaleza humana a causa de una comprensión superflua de las conductas racionales
y el desarrollo político.
Partiendo del planteamiento erróneo justifica la tiranía y la
violencia jerárquica sistematizada con un ficticio contrato social pre impuesto
sobre el individuo no por el poder vigente, sino por la sociedad en sí, contradictoriamente
negando el individualismo original de su filosofía. Una vez el contrato social
que plantea es palpable en la historia a partir del surgimiento de grandes jerarquías
hay que plantearse sobre quien recae la responsabilidad del famoso Leviatán,
pues la idea de una autoridad que parta de la premisa de liberar al hombre de
su imperfección social sin buscar un beneficio propio es pura idealización. No
hace falta más que ver como los intereses económicos siempre han estado detrás de
toda guerra entre culturas e instituciones, a excepción de los movimientos fundamentalmente
progresistas (Ejército
Insurreccional de Ucrania, 1918) que no hayan sido subyugado por un poder contrario
al original como fue el caso de la revolución francesa de 1799 con el posterior
auge de la burguesía como creciente motor económico y social una vez superados
os privilegios de la nobleza.
No solo le
atribuye la causa de los conflictos internacionales a la propia naturaleza del
hombre sino que justifica con esta la misma causa que intenta sofocar en su
planteamiento. Esta contradicción la rebatirá Rousseau
planteando la naturaleza social y cooperativista del hombre. Con esta los
instintos compasivos y empáticos que siempre han predominado en los hombres
pero sometidos a la ignorancia y el sectarismo del nacionalismo que Hobbes instauraba
como medida suprema para apaciguar las injusticias mediante un trato de
sometimiento para hacia una autoridad totalitaria, esta es la incoherencia de
su planteamiento.
Como conclusión,
parte de un entendimiento erróneo del estado de naturaleza para contradecirse teóricamente
y como se ha demostrado posteriormente también a la práctica.
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