viernes, 22 de julio de 2016

De los sucesos de una noche.

Las luces de los bares y carteles tintineantes luchaban contra las farolas por la atencion de los muchos transeúntes que recorrian la empedrada calle. El aire era humedo y frio. Entre el tumulto de ebrios y fanfarrones un joven de aire humilde hacia trucos con mecheros prestados para la diversion de la muchedumbre. Al girar la esquina chicas orinan entre monovolumenes familiares. Ante la desaprobadora mirada de un vendedor de comida rapida del local cercano y una anciana solitaria que inspecciona las calles en busca de gomorra que llevarse a la boca teñida de tintes oscuros. El joven acabo ganandose dos euros que fue a invertir en una cerveza del bar conocido. Espero en la barra suspendido entre conversaciones observando el interior del bar con aires despreocupados. Intervino a otro joven que se disponia a gritarle al camarero su pedido con una simpatica invitacion a presenciar un truco de ilusionismo. El joven ebrio se mostro entusiasmado y las palabras empezaron a brotar con fluidez y una singular delicadeza que entre tambaleos fueron calando en la distraida mente de este. La anciana vio alejarse a las jóvenes gritando apoyadas la una en la otra. Desfruncio el ceño y por unos segundos miro su oscuro salon antes de volver a centrar su mirada en la esquina donde el festejo tenia lugar. Las chicas vociferaron sobre un grupo de aigos que acababan de conocer y las respectivas expectativas de relacionarse con los diferentes miembros cuando, al cruzar la puerta del bar, encontraron a un hombre tumbado en el suelo y otro depie ante el rodeado de alarmados curiosos. El hombre le daba directrices inconcretas sobre su respiración y su cuerpo ,el tendido como en trance parecia antender a ellas. El joven fue cambiando el tono hasta un punto culminante donde sus ahora extrañas exigencias le incitaro la urgencia de un vomito que se materializo sobre la camisa y los zapatos de los casuales frecuentes del bar. La gente se quedo perpleja y una de las chicas salio a compartí lo que acababa de presenciar con otras amigas. El joven responsable del extraño acontecimiento salio con seriedad y serenidad en el rostro cogiendo sutilmente una copa aleatoria antes de cruzar la puerta. A lo que la chica le siguió para interrogarle.

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