domingo, 6 de mayo de 2018

Una isla es un jardín de miradas.

Una isla es un jardín de miradas.
Y yo siendo un isleño grácil de alma risueña
contemplo los retoños con alegría de mi playa.
La isla es un jardín de florecientes fatigas y esquejes.
Y dicen que un isleño de por si cien centurias batía
con una piedra de mano y honda en la sien por caricia:
de hombres callados contra orgullos purpuras de clausura,
de cientos de errores con cadenas de luna a la mar en guerra.
Que una mirada es una pedrada lanzada pero con mas gracia,
y si me alcanza los dientes me besan rosas de cristal de esperas y fantasmas.
Que joven es la isla como recibidor en nuestras aljabas.
Y si lanzo con la honda la pierdo en la mar negra a otra costa.
¡Ahora piérdete que de ti me despedí tanto!
Sin noticias de la isla por una temporada.

Una isla es un jardín de miradas.
Y yo siendo un isleño grácil de alma risueña
contemplo los retoños con alegría de mi playa.
La isla es un jardín de florecientes fatigas.
Y dicen que un isleño de por si batía cien centurias
con una piedra de mano y honda en la sien por caricia:
de hombres callados contra orgullos purpuras de clausura,
de cientos de errores con cadenas de luna a la mar en guerra.
Que una mirada es una pedrada lanzada pero con mas gracia,
y si me alcanza los dientes me besan rosas de cristal de esperas.
Que joven es la isla como recibidor en nuestras aljabas.
Y si lanzo la honda la pierdo en la mar negra a otra costa.
¡Ahora piérdete que de ti me despedí tanto!
Sin noticias de la isla por una temporada.



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