Remóntese el tiempo no tan atrás como para olvidar los detalles, hace dos semanas que cambió mi percepción del mundo. Detecté esas miradas al instante, como llamadas de socorro para salir de la mundanidad; aunque fuera por un instante. Receloso me abrí, y mis ojos te llamaron no mucho después. Fue cuando te acercaste cuando lo supe. Era una conversación inocente, de temas banales, pero se gestó ese calor real, vivo, que me devolvió a la realidad despues de pasar mucho tiempo encerrado en comodas mentiras. Supe que ibamos a besarnos mucho antes de que ocurriera. ¿Que haré esta vez para estropearlo? —pensé en más de una ocasión—, pero esta vez no fue así. Solo tu apellido es metáfora suficiente para expresar lo que ha significado para mi. Pienses en mi o no, yo en tu país, tu en el mío, no olvidaré los minutos, los detalles.
¿Qué aguarda a nuestro querido aventurero? —sería la pregunta que hacerse ahora—. La inopia, otra vez. Solo que esta vez es distinto. Esta vez...